Sobre Levi Freisztav
Levi
llegó al valle de El Bolsón hace cuarenta años. El pueblo de calle
polvorientas se escondía en el regazo protector de las montañas. Lo
hizo su casa, su universo.
Los colores le fueron manifestando la efímera vida de cada uno de sus
matices, y fue cómplice de esta maravilla, los eternizó en figuras:
marionetas que ensayan su humanidad en gestos quietos, instante
revelador de la forma; en paisajes: ropa tendida, vida quieta en el
patio, secreto testimonio del trajín diario.
El suyo es un parto múltiple, hijos de ese amor sanguíneo con la vida,
son sus cuadros, su escultura y sus poemas. Revela en cada uno el
contacto directo de su alma alerta, móvil, indagadora.
En estos años muchos han logrado contagiarse de sus ansias, compartir
ese botín con él es otro regalo que nos da este lugar.
Nada mejor que sus palabras para expresar el misterio que lo nutre:
"Después de amor, la no pena"
Agustina
Rodríguez, septiembre de 2000.
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