Un
mensaje de Demetrio Urruchúa a Oberdan Paterlini.
Camarada y amigo Paterlini:
Me han sorprendido sus cartones convertidos en buena pintura.
No precisamente por su cantidad sino por su alta calidad.
Si bien es cierto que algunos son menores, eso ocurre a todos pero el
resultado general es a todas luces, excelente.
Yo no tenía la pretensión que usted pegase esos saltos que no son
milagrosos, sino el producto de su personalidad y te todo a su dedicación
heroica para el trabajo.
Es muy común creer que, un buen pintor es un perfecto hacedor de cosas
naturales, y buen representante de la naturaleza, que lo mueve y lo inspira
(este término me revienta pero lo uso para entender) eso se cree en general
pero es una inocente concepción de la pintura.
La naturaleza no tiene ningún concepto ni ninguna concepción de lo que
es el arte, y usted por lo que veo no le rinde tributo alguno a ella, ni le
conmueve esa idea general. Ser
libre es la gran consigna de un artista, ello no significa que las cosas sean
desvirtuadas en su contenido, pero sí pueden ser transfiguradas en su forma.
En este aspecto usted esta jugando con todos los triunfos en la mano y
está llevando al espectador natural a, su madriguera. Quiero decir a su interpretación personal.
Usted está viviendo un movimiento fulgurante de luz.
No lo pierda ha llegado el momento en que debe decir todo lo que quiera y
del modo que quiera. Debemos
reprocharle que sin advertirlo está estandarizando los tamaños de sus telas.
Piense que una exposición personal eso no lo podría tolerar, además de
hacerle daño en cuanto a desarrollo. Pinte
del modo que le dicta su corazón, pero no se deje arrastrar por los tamaños cómodos,
iguales y fáciles. En cuanto pueda
trate de introducir animales y personas, pues ello también configura un buen
paisaje.
Piense que el camino de la pintura es ilimitado, pero la pintura del
paisaje no sólo comienza y termina allí donde se presenta la emoción del
artista sino que solamente tiene una posibilidad expresiva y es decirnos qué
clase de hombre es aquel que pinta praderas y montañas. Pues no tiene tema, ni
puede pretender llevar un mensaje político o social entonces es dable esperar
que tenga conciencia que en algo debe convertir la naturaleza del paisaje.
Ud. Tomó el camino de la luz y la exaltación del color. Todo ello es
muy legítimo. Ud. Tal vez en su afán de dar rienda suelta a su alma no hace
que su cabeza controle muchos aspectos más de la pintura.
Pues ya sabemos que la inteligencia no es la madre del arte, sin
embargo es de una ayuda inestimable. En
algunas cosas debería usted, ser más sencillo, menos grandilocuente. La
sencillez nos obliga a ser profundos: Resumir, pensar, controlar, medir, son
trabajos que le corresponden a la inteligencia, no la deseche.
Los grandes espacios ... El sentido de la inmensidad,
la imagen ... el elemento preponderante ... son cosas idiomáticas que Ud.
conoce y puede usar con inteligencia.
Pero ahora lo urgente es transformar inmediatamente los tamaños. Todos
muy diversos. No se deje arrastrar por los efectos sabrosos que produce la espátula.
Usemos la espátula para limpiar la paleta. No sirve para otra cosa.
Use el negro que se le ocurra. ¡Viva
el negro y el blanco puros! ¡No se limite en nada!
La gran ubicación de un artista busquémosla en su posición de ataque
¡atacar! atacar! esa es la ley vital.
Cuanto más loca, mejor! Ya
sabe Ud. a quién llamamos loco en arte. ¡Furia! ¡Furia! temblando las manos,
aunque sangre el corazón. ¿Estamos de acuerdo?. No haga caso a nadie. Ud
es un pintor y eso basta! Un gran Abrazo.