A rodar mi vida

Una vez por mes, llueva, truene o haya sol, un grupo de personas armadas con sus bicicletas –mountain bike, playeras, bicicrós y también de esas con butaca para bebés– se juntan en algún punto de la Comarca Andina y pedalean. Pedalean y no para hacer deporte. Pedalean y no para llegar a algún destino. Pedalean, juntos, por otra cosa. Por muchas cosas.

Masa Crítica es un movimiento que se podría asociar a los movimientos de indignados de Europa y de los países de la primavera árabe, a los globalifóbicos del primer mundo, a grupos ecologistas, y también a activistas, militantes del software libre y demás expresiones, todas ellas disconformes y hastiadas con el estado de las cosas.

Según cuenta la historia, Masa Crítica comenzó en la ciudad de San Francisco, California. Un día de septiembre, hace justo veinte años, un grupo de ciclistas se reunió en un punto de la ciudad para protestar contra el tráfico. La consecuencia fue un buen embotellamiento y varios problemas para los conductores de autos. Satisfechos, decidieron que esa experiencia debería volverse costumbre y así lo hicieron. No hubo necesidad de organizarse: el encuentro quedó pautado casi espontáneamente.

El nombre de este fenómeno también se eligió en ese mismo 1992. El primero en llamarlo Masa Crítica fue George Bliss, un ciclista e inventor que utilizó la frase para describir una típica escena de la inmensa China: el tránsito, flujo furioso y continuo de hierros, plástico y combustión y, a los costados de la arteria, primero un peatón, después un ciclista, después otro ciclista, después otro. Así, hasta que finalmente la Masa Crítica ya está conformada y pronto las bicis y los transeúntes son los suficientes para enfrentarse a esa furia motorizada. Un cardumen organizado de bicicletas que se enfrenta a los tiburones.

De San Francisco pronto la idea se difuminó –como sucede con las buenas ideas– por todo el mundo. De San Francisco a El Bolsón, por ejemplo, pasando por miles de pueblos y ciudades. Allí donde haya rutas y autos –cada vez más autos–y también bicicletas, allí hay lugar para la celebración de la Masa Crítica.

Acá en la Comarca, todos los sábados de fin de mes, desde enero de este año, un grupo cada vez mayor de vecinos sobre ruedas se junta en algún lugar específico y avanza diciéndole a los autos y los conductores: “acá estamos”.

“La Masa Crítica es una marcha en bici mensual para celebrar la cultura de la bici y reclamar el derecho de los ciclistas a compartir las calles con el resto de los usuarios”, decían los carteles pegados en la avenida San Martín que invitaban a todos los bicivoladores a sumarse. De eso se trata, entonces: de juntarse, reclamar derechos, hacerse notar. Una bici, después otra, después otra.

Facebook: Masa Crítica El Hoyo

Según cuenta la historia, Masa Crítica comenzó en la ciudad de San Francisco, California. Un día de septiembre, hace justo veinte años, un grupo de ciclistas se reunió en un punto de la ciudad para protestar contra el tráfico.